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Cree
Mira siempre de frente al horizonte y si vuelves la vista a tus espaldas, que sea para hundir el mal del hombre que quebró tu cariño y tu esperanza.
Sigue siempre adelante, que el camino se abre más amplio cada vez que pasas. La luz es para todos, y el destino nos prueba a veces, y otras nos encauza.
No esperes vanas ilusiones muertas, no creas más en lo que tú batallas, que cuando tu morada esté desierta, muy pocos buscarán recuperarla.
Pero cree en la vida porque es bella y en la gente que de tí no se separa.
Mira siempre de frente al horizonte y si vuelves la vista a tus espaldas, que sea para hundir el mal del hombre que quebró tu cariño y tu esperanza.
Sigue siempre adelante, que el camino se abre más amplio cada vez que pasas. La luz es para todos, y el destino nos prueba a veces, y otras nos encauza.
No esperes vanas ilusiones muertas, no creas más en lo que tú batallas, que cuando tu morada esté desierta, muy pocos buscarán recuperarla.
Pero cree en la vida porque es bella y en la gente que de tí no se separa.
El Hombre Del Piano
Esta es la historia de un sábado de no importa que mes, y de un hombre sentado al piano de no importa que viejo café. Toma el vaso y le tiemblan las manos, apestando entre humo y sudor, y se agarra a su tabla de naufrago volviendo a su eterna canción.
Toca otra vez, viejo perdedor, haces que me sienta bien, es tan triste la noche que tu canción sabe a derrota y a miel.
Cada vez que el espejo en la paredle devuelve más joven la piel, se le encienden los ojos y su niñez viene a tocar junto a él.
Pero siempre hay borrachos con babas, que le recuerdan quien fue, el más joven maestro al piano vencido por una mujer.
Ella siempre temió echar raíces, que pudieran sus alas cortary en la jaula metida, la vida se le ibay quiso sus fuerzas probar.
No lamenta que de malos pasos, aunque nunca desea su mal, pero a ratos, con furia, golpea el piano y algunos que le han visto llorar.
El micrófono huele a cervezay el calor se podría cortar,solitarios oscuros, buscando parejaa purándose un sábado más.
Hay un hombre aferrado a un pianola emoción empapada en alcohol, y una voz que le dice: “pareces cansado, y aun, no salido ni el sol”.